Las conductas adictivas han existido desde el principio de la historia. A menudo se experimentan subjetivamente como “pérdida de control” y tienden a ocurrir a pesar de los intentos voluntarios de abstenerse o moderar su uso. Se caracterizan por una gratificación inmediata (recompensa a corto plazo), junto con efectos nocivos tardíos (costes a largo plazo). Aunque las denominadas adicciones conductuales (sin la ingesta concomitante de una sustancia psicoactiva como el alcohol u otras drogas) solo recientemente se han reconocido como tales, estas conductas han acompañado a la humanidad desde hace miles de años.
