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Dinámicas migratorias y seguridad alimentaria en tres departamentos del Corredor Seco de Guatemala

Esta investigación aborda, desde una mirada cualitativa y etnográfica, las dinámicas migratorias que se están desarrollando en tres departamentos de Guatemala: Chiquimula, Quiché y Huehuetenango. Se parte de la economía campesina basada en la producción de granos básicos, se toma en cuenta la migración estacional hacia fincas cafetaleras e ingenios de caña de azúcar y la migración irregular hacia los Estados Unidos. En este punto resultan relevantes las causas de la migración y las modalidades a través de figuras como el contratista, el prestamista y las redes de coyotaje. Se incluye también el destino, la ocupación y la remuneración.

Entre las conclusiones del estudio, destacamos:

  • La migración estacional continúa siendo la alternativa principal a los medios de vida precarios del campo, que responden a prácticas tradicionales de subsistencia. Prevalece la migración interna hacia los puntos focales de industrialización, activada por relaciones asimétricas de poder socioeconómico, en torno a la triada jerárquica del patrón-contratista-proletariado.
  • Mientras la migración estacional es predominante en las áreas rurales de Chiquimula, la migración hacia los Estados Unidos es una dinámica que se sigue desarrollando en el altiplano occidental de Guatemala, evidenciando una industria de la migración extendida, tecnificada y tercerizada que dinamiza los flujos migratorios nacionales y transfronterizos.
  • La desprotección por parte del Estado ha fallado en cumplir su principal obligación, que es proteger la dignidad y la vida humana y ha negado el derecho a una alimentación adecuada a la mayoría de la población guatemalteca, siendo los niños y las niñas los más afectados. Provocando la migración forzada en búsqueda de una vida digna para que las personas puedan garantizar para ellas y sus familias derechos humanos básicos como el derecho a una alimentación y nutrición adecuadas. La migración internacional tiene un vínculo directo con la seguridad alimentaria nutricional en cuanto los sujetos se insertan en un modelo más avanzado de globalización y modernidad que moldea prácticas alimentarias definidas por la mejora en el nivel de ingresos económicos, criterios de estatus y ostentación.
  • El acceso limitado a recursos, la poca diversificación en los alimentos, los patrones de recompensa, el bajo nivel de ingresos y su relación con la monotonía en la rutina alimenticia, propician el consumo de comida procesada y ultraprocesada, lo cual se ve intensificado por estrategias de marketing que vinculan la identidad cultural y alimentaria de los pueblos con productos artificiales y espacios “malnutrigénicos”.
  • La permanencia de la alimentación tradicional basada en la producción de granos básicos como maíz y frijol refleja las condiciones de subsistencia e infrasubsistencia derivadas de un engranaje colonial arraigado en las formas de vida actual. Sin embargo, la transición del sistema agroalimentario hacia el consumo de ocio y con enfoque pueril de productos procesados y ultraprocesados manifiestan una disputa entre lo local y lo global.