Resumen Memoria de Médicos del Mundo 2021
Apenas iniciado el año, se produce un asalto al Capitolio de los Estados Unidos de América, de manera que el edificio más simbólico de la “democracia más grande del mundo” se veía violentado por un amplio grupo de personas armadas con la pretensión de provocar un golpe de Estado. Meses más tarde, en Haití, un país que no ha sido capaz de encontrar el mínimo de estabilidad desde la “compra de su independencia” a Francia, su frágil Gobierno volvía a verse golpeado por la violencia política en forma de asesinato de un presidente que, en muy pocos meses, iba a finalizar su mandato.
Tampoco mejoraron las cosas en el Sahel, y la retirada del Ejército francés de la mítica Tombuctú, en Mali, es un ejemplo de la impotencia de los países del Norte por frenar la descomposición de los Estados y la quiebra de las expectativas de desarrollo de poblaciones que, forzadas por la violencia y la pobreza, recurren a la migración como última esperanza de supervivencia,
imponiéndose tortuosos, arriesgados, prolongados e inciertos itinerarios migratorios. Circunstancias que ya alcanzan a más de cien millones de personas, unas refugiadas, otras en tránsito y la mayoría en asentamientos inseguros en diferentes lugares del mundo.
También hubo que continuar luchando contra la pandemia del COVID, al tiempo que se constató como a la vez que se superaban cada mes récords de personas vacunadas -si bien de manera desigual según el potencial económico de los países- se superaban los cinco millones de víctimas mortales registradas como consecuencia directa de la enfermedad.
No obstante, el gran fracaso para los derechos humanos y el progreso se fraguaba en Afganistán. A modo de crónica de muerte anunciada los talibanes recuperaban el poder absoluto en el país mientras que las misiones internacionales precipitaban su salida dejando a la población y, sobre todo, a las mujeres y niñas afganas enterradas, sometidas, violentadas y anuladas bajo el oscuro y cruento manto del Ejército talibán y las milicias extremistas. Ante esta situación, no podemos ni debemos resignarnos y, más pronto que tarde, encontraremos, junto con otras organizaciones, el camino para que vuelvan a sentir la solidaridad de las organizaciones de la sociedad civil que, como Médicos del Mundo, sienten como propia la brutal vulneración y agresión a los derechos humanos.
En Médicos del Mundo estaremos en el lado bueno, formando parte y tejiendo nudos de una gran red protectora y promotora de mejores condiciones de salud, de la mejor salud posible para cualquier persona como expresión de la vida y de la libertad, y como factor de progreso y desarrollo para las comunidades. Por eso, en el año 2021 estuvimos ahí, desde nuestras sedes autonómicas, para que los grupos y colectivos sociales en situación de vulnerabilidad nos pudieran utilizar como apoyo y nexo con el sistema sanitario.
Tambien trabajamos en Haití, haciendo bueno el permanente y significativo recordatorio de Forges: “porque acordarse de Haití es acordarse de quienes no pueden despojarse de la miseria, la injusticia, la enfermedad y el sufrimiento”.
En ese año mantuvimos nuestro esfuerzo para prestar ayuda humanitaria a la población de Ucrania en Europa, a la saharaui en el Noroeste de África, a la desplazada en Sudán del Sur o a la siria en el Noroeste del país. Y seguiremos, mientras que el conflicto se mantenga, demostrando nuestra solidaridad con el pueblo palestino y estaremos en Centroamérica y en América del Sur contribuyendo a la mejora y al fortalecimiento de sus sistemas de salud.
El resumen de la Memoria 2021 recoge de forma exhaustiva la participación y el esfuerzo de nuestra organización por ayudar a las poblaciones que, en cualquier lugar al que tengamos capacidad de acudir, sufran necesidades perentorias de atención médica y de acompañamiento para la protección de sus derechos fundamentales.