Más coordinación, tiempo y recursos, los grandes retos en salud mental
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ENTREVISTA
10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental
La salud mental requiere tiempo. Así lo cree Bárbara Oliván, profesora titular en el área de Psicología Social del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, doctora en Medicina y Psiquiatría, licenciada en Psicología y diplomada en Terapia Ocupacional y Fisioterapia. Desde la pasión que transmite por una profesión que ha ido convirtiendo en poliédrica, Oliván ordena mientras conversamos las piezas de un puzle que poco a poco va mostrando en el centro los determinantes sociales y sus consecuencias para la salud mental.
¿Qué determinantes sociales destacarías por su impacto negativo en la salud mental?
Destacaría el tema socioeconómico porque ha predominado siempre que hemos recogido datos ya fueran de nivel socioeconómico, educativo, relativos a la convivencia en familia… A raíz de la pandemia, hicimos una investigación para saber cómo había repercutido en la salud mental y vimos que las personas que tenían menos nivel económico fueron las que habían recaído o habían iniciado episodios nuevos porque se vieron mucho más vulnerables.
En mi tesis doctoral diferenciaba entre nivel socioeconómico y estrés financiero y elaborábamos un índice para saber quién desarrollaría depresión a un año vista. Es decir, puedes ver a una persona en consulta y aunque en ese momento esté bien, cuenta con unos factores de riesgo que van a motivar que tenga depresión dentro de un año, lo que determina que debes actuar con esa persona para que ese problema de salud mental no se desarrolle. Así vimos que el estrés financiero es el mayor predictor.
En un contexto global determinado por sistemas de salud con recursos limitados, ¿Cuáles son en tu opinión los principales retos para la atención, prevención y promoción de la salud mental en nuestro país?
Creo que el foco debería estar en la coordinación entre administraciones, y entre áreas: sanidad, servicios sociales y educación, para poder ofrecer una atención integral desde la prevención y la promoción. Una vez ha aparecido el problema, hay que solucionarlo teniendo en cuenta los distintos puntos de vista y los ámbitos que engloba.
Además, la atención especializada requiere de más recursos humanos y es esencial fortalecer la Atención Primaria para que las y los profesionales puedan tener más tiempo, recursos y apoyo. También para que se dé una reorganización que permita incluir nuevos profesionales y dar a los usuarios la respuesta que necesitan.
Sé que se están haciendo planes para fortalecer la Atención Primaria, pero ésta se debe reorganizar teniendo en cuenta cómo es nuestra sociedad ahora, con las afecciones que se están detectando, por ejemplo, en la infancia y la adolescencia. Aquí se muestra la importancia de la coordinación entre los distintos ámbitos -de los colegios e institutos, del sistema sanitario y de los servicios sociales- para actuar antes de que se produzcan los problemas y ver cómo podemos complementarnos.
La salud mental requiere tiempo. Tiempo para que desde la Atención Primaria se puedan formar, o para que se pueda explicar a una persona con una afección de salud mental qué puede hacer para mejorar su calidad de vida. A veces se trata de temas más complicados que precisan tiempo con un especialista.
Sabemos que el tratamiento farmacológico funciona en la mayoría de los casos, pero si queremos dar una respuesta duradera debemos ofrecer otro tipo de estrategias y herramientas que permitan a esa persona empoderarse para que cuando esté en una situación igual sepa responder de otra forma, más positiva, con mayor fortaleza. Y para eso también se necesitan tiempo y recursos.
¿Cómo impactan las barreras de acceso a los sistemas de salud a la salud mental
El acceso a los sistemas sanitarios es uno de los determinantes de salud más relevantes y en nuestro entorno, en España, el acceso a la atención especializada de salud mental es bastante complicado, deficiente. Así como el acceso a la Atención Primaria es relativamente sencillo, en el caso de patologías más complicadas, que tienen que ser tratadas por especialistas, el sistema tiene un talón de Aquiles, un hándicap importante.
En paralelo, se está incrementando cada vez más el número de suicidios en nuestro país, por ejemplo. Y esto necesita una atención urgente e integral, que es algo que no se está dando desde la atención especializada.
Si nos centramos en la depresión, que es una de mis líneas principales de investigación, la Atención Primaria da respuesta a gran número de personas con patología más leve o moderada. Sin embargo, cuando hablamos ya de una patología más grave o complicada, que precisa ser derivada a un especialista, es donde tenemos un problema importante.
En paralelo, se está incrementando cada vez más el número de suicidios en nuestro país, por ejemplo. Y esto necesita una atención urgente e integral, que es algo que no se está dando desde la atención especializada. No se puede hacer un buen un buen seguimiento, ni un buen tratamiento.
Hay personas que tienen una o dos visitas al año con un especialista, con suerte. La lista de espera es larguísima.
Si analizamos los determinantes sociales en lo relativo a la salud mental, ¿Qué papel desempeña o debería desempeñar la Atención Primaria?
Si hablamos de la situación de la vivienda, del nivel socioeconómico o cultural, de las condiciones laborales… la Atención Primaria puede tender puentes hacia los servicios sociales o hacia otros recursos comunitarios para contribuir a modificar de manera conjunta aquellos aspectos que por sí misma no tiene capacidad de abordar.
Muchas veces las personas con, por ejemplo, un problema de depresión debido a que atraviesan un momento complicado en su vida, son capaces de resurgir de esas situaciones complejas con la ayuda que se puede dar desde la Medicina de Familia. En esos casos se necesita tiempo para hacer psicoterapia breve, pero las y los profesionales llegan hasta donde llegan y con los tiempos que tienen hacen lo que pueden hacer.
Sería muy interesante trabajar más en red con la comunidad, con una mayor coordinación dentro de la propia Atención Primaria, y lo ideal sería que hubiera profesionales de salud mental dentro de la Atención Primaria. En Aragón no existe esta figura, pero en otras comunidades, sí.
¿De qué forma influyen el apoyo social y las redes comunitarias en la atención de la salud mental?
El apoyo social es muy importante en aquellos momentos marcados por un acontecimiento vital estresante que genera ansiedad o depresión, que son dos patologías muy prevalentes en nuestra sociedad. En la crisis que vivimos en 2011, muchas personas fueron capaces de salir adelante gracias a la red social, al apoyo de la familia, a las pensiones de los abuelos, por ejemplo.
El apoyo social, las redes sociales, ocupan un papel muy relevante si hablamos determinantes sociales de la salud mental. Sería esencial tanto el apoyo social informal como el formal, es decir, el apoyo comunitario que como sociedad tendemos a brindar o debemos proporcional a las personas con menos recursos.
Todos podemos atravesar un bache en nuestras vidas y es posible levantarse con más o menos ayuda, pero para ello es necesario facilitar los recursos que cada persona necesita en cada momento.
Bárbara Olivan es también investigadora principal en 2 proyectos financiados por el Instituto de Salud Carlos III y colabora en otros 8 proyectos de investigación nacionales y 3 europeos. En el ámbito de la colaboración académica, es miembro de la Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Promoción de la Salud, y co-investigadora principal del Grupo Aragonés de Investigación en Atención Primaria.
El próximo 24 de octubre vas a participar como ponente en la Mesa Salud mental:Retos pendientes para garantizar el derecho a la salud del III Congreso Internacional de Accesibilidad a los Sistemas Públicos de Salud que organiza Médicos del Mundo en colaboración con la Universidad de Zaragoza.
Este Congreso se enmarca en el proyecto ACCESIBLE, “Proyecto integral para la mejora del acceso universal al sistema sanitario”, que está cofinanciado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, a través de la Secretaría de Estado de Derechos Sociales y de la convocatoria de subvenciones para actividades de interés general consideradas de interés social para 2024.