Declaración sobre la pandemia de coronavirus de la Red Internacional de Médicos del Mundo
© Olivier Papegnies
Desde que se declaró oficialmente la pandemia de la Covid-19, la destrucción de los servicios públicos del Estado de Bienestar ha provocado el debilitamiento de los sistemas de salud a nivel mundial.
Hay que destacar especialmente la discriminación que sufren las mujeres y las niñas, sobre todo en los países empobrecidos. Por otro lado, de entre la población más vulnerable, la etnia gitana, las personas en prisiones, las personas sin hogar, usuarias de drogas, refugiadas e inmigrantes son las más excluidas de los sistemas de salud, debido a su condición social, cultural o legal.
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En sistemas públicos de salud débiles o destruidos como resultado de conflictos y situaciones de caos, en las zonas afectadas por conflictos bélicos, la pandemia puede tener impactos desastrosos. Por ello, las personas refugiadas y desplazadas se encuentran en una situación de alto riesgo.
Recomendaciones:
- Todos los países deberían cumplir con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de “asignar o reasignar inmediatamente, al menos, un 1% adicional del PIB a Atención Primaria de Salud” a través de la mejora de “la recaudación de impuestos nacionales en línea con la Agenda para la Acción de Addis Abeba, para aumentar los ingresos gubernamentales”.
- Eliminar el pago por la realización de tests o por recibir atención sanitaria.
- Reconocer el papel crucial que desempeña el personal sanitario.
- El acceso a medicamentos no debe estar sometido al sistema de patentes o que no se restrinja su acceso.
- Establecer medidas especiales para las personas más vulnerables: las personas sin hogar, migrantes, las personas de etnia gitana, las personas privadas de libertad, personas refugiadas, especialmente aquellas que viven en campos de refugiados, y personas desplazadas.
- Se necesita un sistema de Naciones Unidas fuerte y bien financiado, incluida la OMS, así como otras agencias de NNUU, para que puedan desarrollar su papel de supervisión y monitoreo.
- Reconocer las necesidades especiales de aquellos países más vulnerables con sistemas de salud debilitados.
- Se debe prestar especial atención a las zonas en conflicto: las personas refugiadas y desplazadas son particularmente vulnerables a la pandemia. Es importante mantener los vuelos humanitarios para personal humanitario y suministros médicos.
- Garantizar que la respuesta al coronavirus no reproduzca o perpetúe normas de género dañinas, prácticas discriminatorias o desigualdad.