Tras ocho meses de conflicto en Gaza: "seguimos adelante con nuestra misión de brindar apoyo"
¿Cómo estás después de estos meses de tanto trabajo y tan duros?
¿Yo? Yo me encuentro motivado, aunque estos últimos meses han sido increíblemente desafiantes, me siento fortalecido por la determinación y el compromiso del equipo con el que trabajo. Es una suerte poder apoyar a personas tan dedicadas y me inspira profundamente ver cómo, incluso en las circunstancias más difíciles, seguimos adelante con nuestra misión de brindar apoyo a la población.
¿Cómo observas al equipo tras ocho meses de conflicto?
El equipo de Médicos del Mundo es resiliente y está comprometido, a pesar de los desafíos que ha enfrentado durante estos meses de terrible crisis humanitaria. La situación ha puesto a prueba su fortaleza y capacidad de adaptación, pero también ha resaltado su dedicación y solidaridad. Tanto el equipo de Gaza como el de Cisjordania se encuentran motivados, sin embargo, el equipo en Gaza más que cansado está exhausto, sus miembros han tenido que desplazarse de sus casas, algunos hasta cinco veces. Más de la mitad han perdido sus hogares por completo. Tenemos personas heridas y familiares fallecidos (madres, hermanos, hijas, tías, sobrinos…) Duermen poco y mal, acompañadas por el constante sonido de las bombas y el miedo y se alimentan lo justo. Cuando consigo hacer una teleconferencia, se las ve muy delgadas. A pesar de ello, siguen cada día dirigiéndose a los puntos médicos para hacer su trabajo, con un gran espíritu de apoyo mutuo y una inquebrantable voluntad de aportar. Fuimos una de las primeras organizaciones en tener a nuestro equipo de nuevo operativo, y esto solo fue posible porque querían trabajar para su comunidad, para su gente.
¿Cómo es el día en un contexto así?
Es… frustrante… El día a día en un contexto tan volátil y cambiante, es una verdadera prueba de adaptabilidad y resiliencia. Se empieza revisando las necesidades urgentes y compartiendo las actualizaciones de seguridad. Después, el equipo de Gaza se desplaza a los puntos médicos para prestar servicios junto a nuestros socios, y el de Cisjordania se dirige a las comunidades con las que trabajamos en distintas estrategias de Salud Mental. Para hacer este trabajo posible en estas circunstancias de volatilidad, desorden y peligrosidad, los equipos de logística y administración trabajan al 120% para asegurar que todo funcione. El equipo de coordinación hace y rehace estrategias y propuestas, organiza los equipos y dedica un buen puñado de horas a reuniones con los clusters, subclusters, grupos de trabajo, plataformas de ONG, comités y subcomités, el centro de operaciones conjuntas, ministerios, donantes, etc. Hace falta mucha coordinación entre los distintos actores para hacer que esta respuesta humanitaria funcione.
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es la constante fluctuación en las condiciones de seguridad y acceso
¿Se puede trabajar en un contexto tan difícil?
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es la constante fluctuación en las condiciones de seguridad y acceso. Las aperturas y cierres y cambios de corredores humanitarios, los cambios en las rutas, las evacuaciones, los avisos a última hora, los NO avisos, los bombardeos… Gaza es muy pequeña, con 40 km de largo y entre seis y 12 de ancho, y está siendo bombardeada literalmente por tierra, mar y aire. En ocho meses hemos trabajado desde casa, desde tiendas, desde hospitales, desde oficinas de Naciones Unidas y desde tres oficinas nuestras distintas. El equipo se ha desplazado varias veces y hemos tenido que mover varias veces los puntos médicos, tanto por seguridad como para seguir a la población desplazada. Esto significa que, a menudo, terminamos el día teniendo que descartar todo el trabajo planificado debido a estos cambios impredecibles. La necesidad de replanificar y adaptar nuestros procedimientos y planes es constante. Poder o no poder trabajar, al final depende de dimensionar correctamente tu respuesta en base a las necesidades y tus capacidades.
En Cisjordania, los cierres aleatorios de carreteras y ciudades, los checkpoints y la presencia de población colona en las carreteras nos obliga a menudo a cambiar de rutas, y el acoso de los colonos a nuestros equipos a veces nos obliga a cancelar los servicios.
Hemos pasado semanas enteras sin poder acceder a las oficinas, o hemos necesitado cuatro y cinco horas de cola para entrar y salir de Jericó o Ramallah. En estas condiciones, debemos ser conscientes de que no podemos esperar ser súper eficientes, ni tampoco se puede responder a todas las necesidades. Todo el sector humanitario solo consigue responder a una pequeña parte. ¿Se puede trabajar? Sí, pero cada paso cuesta una barbaridad. Aún y así, conseguimos responder a necesidades y a los compromisos adquiridos.
¿Qué es lo que más te ha impactado de todo lo que estás viviendo?
Como trabajador humanitario, la impunidad internacional y el fracaso del sueño de las Naciones Unidas han sido profundamente desalentadores. No es que uno no lo sepa, pero es duro ver cómo la comunidad internacional no responde a los principios que abandera, ni tan solo en un caso tan flagrante. Uno pensaría que en este caso no podrán esconderse ni empujar otras agendas, es demasiado… pues sí, pueden. Por otro lado, como coordinador de Médicos del Mundo, he sido testigo de la increíble resiliencia del equipo y los logros alcanzados bajo circunstancias extremadamente desafiantes. A pesar de la constante adversidad, nuestro equipo ha demostrado una dedicación y un compromiso extraordinarios hacia nuestra misión de apoyo a la población, esto me sigue impactando.