Los líderes mundiales no actúan y la invasión israelí de Rafah empeora la catástrofe humanitaria

© Médicos del Mundo
A pesar de los repetidos llamamientos a Israel por parte de jefes de Estado, funcionarios de la ONU y ONG humanitarias para que se abstenga de ampliar su ofensiva terrestre a Rafah, las tropas israelíes entraron en la gobernación el 7 de mayo. Más de1,5 millones de personas, incluidos 600.000 niños, corren un grave riesgo; 450.000 palestinos han huido de Rafah desde que Israel emitió por primera vez «órdenes de evacuación» ilegales el pasado 6 de mayo. Si bien el ejército israelí ya ha tomado el control de las áreas urbanas dentro de Rafah, la emisión de nuevas «órdenes de evacuación» el pasado 11 de mayo está preparando el escenario para un mayor avance de la invasión militar, que conducirá al colapso total de los servicios de salvamento. La ofensiva militar israelí ha interrumpido el acceso de la ayuda a Gaza a través de los cruces de Rafah y Kerem Shalom / Karm Abu Salem.
Los terceros Estados tienen la responsabilidad de actuar urgentemente para poner fin a las graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario (DIH) que se están produciendo en Gaza y exigir responsabilidades. El primer paso que deben dar los terceros Estados para cumplir sus propias obligaciones legales de garantizar que se respeta el DIH es detener la invasión de Rafah, abrir todos los pasos fronterizos terrestres y levantar las barreras internas para el acceso humanitario.
Estados Unidos, como principal proveedor de armas para el esfuerzo militar de Israel, tiene una responsabilidad significativa en las violaciones del DIH cometidas por Israel. Además de detener la transferencia de bombas de gran carga, Estados Unidos debería utilizar toda su influencia para detener la operación militar en curso en Rafah. De hecho, todos los proveedores de armas tienen que respetar la resolución del Consejo de Derechos Humanos votada el 5 de abril en la que se les pide que pongan fin a la venta, transferencia y desvío de armas, municiones y otros equipos militares a Israel. Todos los Estados deben actuar ya para garantizar un alto el fuego inmediato y sostenido.
«Un alto el fuego duradero es la única forma de evitar más muertes, heridos y sufrimiento humano, así como la escalada del conflicto en la región, y de garantizar que se ponen en marcha las medidas preventivas solicitadas por la CIJ para evitar el crimen de genocidio. Es el único medio para prestar asistencia a la población civil y permitir que las organizaciones humanitarias puedan prestar ayuda«, apunta Manuel Patrouillard, director general de Humanity & Inclusion/ Handicap International (HI).
Las autoridades israelíes no han cumplido ninguno de estos requisitos. Agobiada por los múltiples desplazamientos, la población palestina de Rafah recibe una vez más la orden de huir en medio de infraestructuras destruidas y calles contaminadas por municiones sin detonar. Las personas desplazadas buscan refugio en la Zona Media, Khan Younis y Al Mawasi a pesar de los altos niveles de destrucción y la falta de todo lo necesario para mantener la vida. El concepto de «zonas humanitarias seguras» no es válido, ya que las zonas previamente designadas como seguras han sido objetivo de bombardeos y operaciones terrestres. Mientras persisten los incesantes bombardeos en Rafah, los ataques aéreos y terrestres se intensifican en el norte, lo que ha provocado nuevos desplazamientos forzosos en el enclave.
La invasión militar israelí de Rafah está perturbando la respuesta humanitaria, en violación de las resoluciones 2720 y 2728 del Consejo de Seguridad de la ONU, así como de las medidas provisionales de la Corte Internacional de Justicia que ordenan a Israel permitir la prestación de servicios básicos y asistencia humanitaria. Como resultado de la actividad militar de Israel en las provincias septentrionales en los últimos meses, los agentes humanitarios se han visto obligados a reubicar una parte importante de la capacidad de ayuda en Rafah, incluidos locales y almacenes.
La ofensiva israelí ya está obligando a parte del personal y las operaciones humanitarias a cerrar o a trasladarse de nuevo a otras zonas en circunstancias extremadamente peligrosas. Los almacenes que contienen ayuda vital que se necesita con urgencia en el este de Rafah siguen siendo inaccesibles debido a la presencia de las fuerzas israelíes. Las instalaciones médicas en Rafah están cerrando una tras otra[1].
«La invasión militar israelí de Rafah nos retrotrajo al pasado mes de octubre, cuando tuvimos que detener casi todas nuestras operaciones. Nuestro equipo tuvo que huir de Rafah, no saben adónde ir. Tuvimos que cerrar las dos clínicas que habíamos abierto allí, donde atendíamos a unas 500 personas al día. Ahora estamos montando un nuevo campamento médico al que ha huido la gente, pero tardaremos unos días. Mientras tanto, la gente se queda sin acceso a la asistencia sanitaria. Llevamos meses advirtiendo de que hay que impedir que Israel entre en Rafah o Gaza se enfrentará a una catástrofe humanitaria aún mayor. La inacción de terceros países se percibe como una falta de preocupación por las consecuencias para la exhausta población civil. Es inaceptable y deben tomarse medidas inmediatas para evitar más sufrimiento«, exige Florence Rigal, presidente de Médicos del Mundo.
Cada hora durante la cual las fuerzas israelíes ocupan los cruces de Rafah y Kerem Shalom / Karm Abu Salem condena a más palestinos a la inanición y a la denegación de atención médica. Las fuerzas israelíes están impidiendo por completo que la ayuda humanitaria y el personal utilicen el cruce de Rafah. La fuerte militarización en torno al cruce de Kerem Shalom y Karm Abu Salem, resultante de la invasión terrestre israelí, no proporciona las condiciones para la circulación sostenida de los convoyes humanitarios.
Estos dos cruces constituyen el principal salvavidas crítico para la entrada de ayuda en el enclave: sus cierres están sumiendo a Gaza en un desastre humanitario aún mayor. Si bien el estado de hambruna ha sido confirmado por el Programa Mundial de Alimentos en el norte de Gaza y el sistema de salud se hunde cada vez más en el colapso, las reservas de suministros de ayuda crítica, incluidos alimentos, agua, combustible y suministros médicos, se están agotando rápidamente, y solo quedan unos pocos días antes de que se agoten por completo. Esto ya dio lugar al cierre de servicios esenciales para la supervivencia de los civiles[2]. La reapertura extremadamente limitada de los cruces septentrionales o la perspectiva de una ruta marítima no pueden utilizarse como justificación para alegar la disminución del acceso a través de los cruces terrestres meridionales.
El agotamiento del combustible plantea un grave riesgo de paralización de las operaciones humanitarias y de los servicios básicos. El funcionamiento de toda la respuesta humanitaria depende del combustible, incluso para atender las necesidades prioritarias de más de 1,7 millones de personas desplazadas. Priorizar urgentemente la entrada inmediata de combustible es crucial para mantener lo que queda del devastado sistema de salud y la respuesta humanitaria de Gaza[3].
Firman:
- ActionAid
- Action Against Hunger
- American Friends Service Committee (AFSC)
- Amnesty International
- A.M. Qattan Foundation
- Anera
- Churches for Middle East Peace (CMEP)
- DanChurch Aid (DCA)
- Humanity & Inclusion/ Handicap International (HI)
- IM Swedish Development Partner
- INTERSOS
- Red Internacional de Médicos del Mundo
- Mennonite Central Committee
- Mercy Corps
- Norwegian Church Aid (NCA)
- Norwegian People’s Aid
- Oxfam
- Plan International
- Relief International
- War Child Alliance
[1] El hospital de Al Najjar, el mayor centro de salud de la provincia, dejó de funcionar porque se encuentra en la zona tomada por las fuerzas israelíes, y es probable que el hospital de Al Kuwait le siga, ya que ahora está incluido en la zona amenazada por las «órdenes de evacuación» israelíes.
[2] Ocho de las doce panaderías del sur de Gaza, mientras que otras más en todo el enclave corren el riesgo de cerrar sus operaciones debido a la falta de suministros y combustible. Las evacuaciones médicas se han detenido abruptamente, condenando directamente a la muerte a pacientes críticos, incluidos niños.
[3] Es especialmente preocupante que al menos 10 hospitales, 8 panaderías, 28 ambulancias, 23 puntos médicos y 17 centros de atención primaria de salud puedan dejar de funcionar si no se permite urgentemente el combustible en el enclave. Las vidas de los bebés en cuidados intensivos, las mujeres con embarazos y partos complicados y los pacientes con traumatismos penden de un hilo.La grave falta de combustible también pone en peligro las telecomunicaciones, que ya están afectando negativamente a las operaciones humanitarias en Gaza.