Resumen Memoria Médicos del Mundo 2022
Resumen de la Memoria de actividades de Médicos del Mundo 2022
Seguimos luchando y movilizándonos por el derecho a la salud en todos los contextos donde trabajamos
Pasado el tiempo, el año 2022 tal vez vaya a ser valorado como el momento en el que, tras el estrés al que habían sido sometidos los sistemas sanitarios por la pandemia del COVID-19, quedaron en evidencia, por un lado, la fragilidad de los avances conseguidos en determinados indicadores de salud en el plano internacional (porque han vuelto a retroceder) y, por otro, la insuficiente capacidad de respuesta médica y social de los estados -ante situaciones de alta exigencia- para la protección efectiva de la salud pública. Es decir: si bien la pandemia del COVID-19 no ha sido la causante de un daño estructural en los sistemas sanitarios, sí que ha sido evidente su capacidad para poner al descubierto las debilidades ya existentes.
Por ello, no extraña que en todo el año se hayan dado diferentes expresiones de descontento, social y profesional, que no han hecho más que alertar del gravísimo riesgo que se cierne sobre nuestro sistema sanitario público. Ahora, con los mismos principios, con el mismo fundamento, hay que someter a revisión el modelo para que sea útil, robusto y solvente por cuarenta años más, y ahí estará Médicos del Mundo, contribuyendo a la mejora del sistema sanitario público como garante de la universalidad y la equidad de la atención sanitaria a la población, a toda la población residente en España.
Por supuesto que nuestro compromiso con el derecho a la salud también se expresa a través de los programas de intervención en los territorios, aunque, si algo hay que remarcar como novedad, es la aparición del proyecto de inserción sociolaboral para mujeres en situación de prostitución que estamos implementando.
En el Sur del planeta la situación es mucho más grave, porque a la mayor fragilidad de los sistemas de salud y a la debilidad manifiesta de los estados, se unen las gravísimas consecuencias del cambio climático, -también de conflictos cruentos-, y de su impacto en los movimientos forzosos de población (migraciones por la supervivencia); o en la progresiva crisis alimentaria y nutricional que afecta a grandes regiones del mundo.
Y hay que denunciar la incapacidad de los países del Norte para cumplir con los compromisos adquiridos en la tantas veces citada Agenda 2030; porque la desigualdad Norte-Sur, la violencia de Seguimos luchando y movilizándonos por el derecho a la salud en todos los contextos donde trabajamos la injusticia, el empobrecimiento de las poblaciones y la degradación de los estados, sí que dependen de las políticas internacionales y de las estrategias de ayuda al desarrollo. Pero estas han de ser honestas, respetuosas y creíbles. Nada puede justificar la reducción para satisfacer necesidades de salud en áreas geográficas en las que se están viviendo situaciones incompatibles con la dignidad y con la vida: la hambruna en el Sahel, la situación de la población en el refugio saharaui o en los territorios ocupados de Palestina, la nueva epidemia de cólera en Haití o la cronificación de la situación en Siria; son ejemplos en los que la diferencia entre el compromiso adquirido y la ejecución real de la ayuda demuestran una injustificable falta de equidad y sostenibilidad en el esfuerzo.
A lo largo del año hemos podido comprobar cómo los grandes donantes han reducido la aportación de fondos de ayuda para contextos geográficos y poblaciones especialmente castigadas por la crisis alimentaria, derivando la mayor parte de ese esfuerzo hacia Ucrania. En este contexto, de verdadera crisis sistémica en la que confluyen factores como el aumento de los precios de los alimentos, el incremento de la tensión geopolítica y los conflictos cruentos, la crisis climática y el deterioro medioambiental -especialmente la sequía- que va afectando a territorios cada vez más amplios, se producen desafíos que afectan gravemente al derecho a la salud y comprometen la dignidad y la supervivencia de las personas y poblaciones con las que trabajamos. De otra parte, el auge de movimientos ultraconservadores, con impacto directo y regresivo en los derechos sexuales y reproductivos, tal y como hemos podido comprobar en los Estados Unidos, nos están exigiendo una respuesta organizativa y de acción: la lucha por la igualdad de mujeres y hombres contra todas las expresiones del machismo está llamada a ocupar un espacio preferente en las prioridades de nuestra organización.
Y el año 2022 quedará también marcado por la gravísima situación humanitaria en un país europeo como consecuencia de la ocupación militar de parte del territorio de Ucrania por tropas del ejército ruso. El conflicto tiene consecuencias graves para la población civil. La situación no ha mejorado con el paso de los meses, sino que se ha cronificado. La alta precariedad mantenida en el tiempo afecta a la salud y a las condiciones de supervivencia de los grupos sociales con menor capacidad de resistencia ante situaciones de crisis prolongada.
Pepe Fernández, presidente de Médicos del Mundo España
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© Pietro Chekal
Atención en Ucrania.